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Iglesia Santa María de Reales Alzazares

Qué ver en Úbeda

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4 de octubre de 2011

Situada en la Plaza Vázquez de Molina, forma parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, a eso sumamos que es Patrimonio Nacional.

Comenzamos su discurrir con una misteriosa leyenda, transmitida de generación en generación, por la que esta iglesia podría ser víctima de una antigua maldición, lanzada por un nigromante forastero y basada en el terrible mal de ojo. Hecho que podría dar explicación que desde 1396 haya estado permanentemente en obras, y por ende, en ella se suceden diferentes estilos, fruto de esas reconstrucciones y reformas que se extiende desde el siglo XIII al XIX. Donde conviven armoniosamente todos ellos, como bien califica el historiador Juan Pasquau “…de inigualable democracia artística, en la que todos los estilos pugnan por sobresalir y ninguno lo consigue en exclusiva”.

Asentada como atestiguan los retos materiales encontrados recientemente sobre la antigua mezquita aljama de la ciudad. Fue convertida al culto cristiano una vez conquistada la Úbeda por Fernando III El Santo.

El claustro es una obra gótica de finales del siglo XV y ocupa el lugar donde estuvo el patio de abluciones de la mezquita, presentando forma de trapecio irregular. Aun se conserva un gran arco de medio punto que, según la tradición, pertenecía al primitivo templo. En él se abren varias capillas funerarias de obispos y de las familias nobiliarias de la ciudad.

Inicialmente, su interior tenia tres naves, separadas mediante piares y arcos apuntados, con ábside rectangular y cubierto con techumbre de madera, posteriormente, se amplia con dos nuevas naves y nueve capillas laterales. La techumbre de madera fue sustituida en el siglo XVIII por unas pesadas bóvedas barrocas.El exterior del templo sigue una línea arquitectónica uniforme, aunque se trata de una obra ecléctica y singular. La fachada y portadas, que datan de la primera mitad del siglo XVII, constituyen de hecho la única parte del edificio que responde a un plan previo y organizado. En la fachada principal o puerta de la Consolada, tiene un relieve central en la que se representa la Adoración de los Pastores. La portada está enmarcada por dos espadañas, construidas en el siglo XIX, tras la demolición de la maltrecha torre de la antigua mezquita, dañada desde el terremoto de Lisboa de 1755.

Es fundamental recordar que fue cerrada en 1983 y ha permanecido en restauración hasta abril de este año. Esta restauración no solo ha supuesto una nueva fisonomía sino la pérdida de gran cantidad de bienes muebles que en ella se contenían.

En la primera fase, isidro Ruiz Albusac, procedió al desmontaje de las bóvedas de barrocas, esto provocó que desestabilización del templo. La verdadera transformación llego de la mano de Enrique Venegas, consolidando los cimientos, pilares y arcos inestables. Se restituyo el prototipo de techumbre de madera que tuvo desde el siglo XIII al XVIII.

Finalmente se instaló una techumbre de madera, restituyendo la que el templo tenía originalmente entre los siglos XIII-XVIII. Igualmente se ha eliminado el yeso dejando la piedra original de las paredes y las capillas laterales se ha solado con mármol y suelos cerámicos, distintos de la estética original.

Tras la limpieza de las portadas se ha procedido al enlosado del templo con mármol, eliminando así  las primitivas losas de piedra, que cubrían el suelo, esta última fase concluyó con la restauración de la Capilla de Jesús Nazareno, parte del claustro y la sacristía. No exento de críticas, el resultado general de la restauración, ha mostrado mayor aceptación que la que se pensaba.

En la actualidad es un atractivo más de la ciudad y es visitable para el turismo que viene a Úbeda y Baeza. Puedes encontrar más información sobre ella haciendo click aquí.

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