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Fortaleza de Huelma
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3 de julio de 2020

Huelma es una localidad de la comarca de Sierra Mágina que también incluye la pedanía de Solera. Con gran importancia histórica en ciertas épocas a lo largo del tiempo.

Históricamente su origen se traslada a los primeros asentamientos encontrados en forma de restos cerámicos de los siglos V y VI A. C. Abandonada la zona hasta finales del siglo III, no se descarta que la zona tuviera presencia Fenicia en base a intervenciones agrícolas.  Durante la ocupación islámica, se cree que en el siglo VIII se establecieron en Walma (nombre por el que se conoce la localidad en la antigüedad) familares de los Banu Yuzayy, una ilustre familia granadina. Fue un apellido con mucha influencia en el área jiennense durante muchos años. Gracias a su posición estratégica fue codiciada por cristianos y musulmanes por encontrarse en la frontera del reino granadino. Pero es ya en 1438 cuando se conquista finalmente de Huelma por parte de los cristianos gracias a Don Iñigo Ló­pez de Mendoza, gran Marqués de Santillana, gracias lo cual fue nombrado alcalde perpetuo de la ciudad. Estos nombres tan importantes en la localidad continúan cuando en 1465 cedió este rol a su yerno Don Beltrán de la Cueva, el cual era favorito del Rey pasando a ser la ciudad baluarte de los partidarios del rey Enrique IV y aliados del Condestable lranzo combatieron a la nobleza levantisca. Esta situación generó en adelante un gran posicionamiento  y una gran expansión económica en la zona que se refleja en la riqueza monumental de la localidad.

Comenzamos describiendo el Santuario heróico del Cerro del Pajarillo. Se trata de un emplazamiento íbero Siglo IV A. C. del  que se atribuye como zona de entrada a un asentamiento dirigido por un aristócrata íbero dependiente del gran  asentamiento de Úbeda la Vieja. En este lugar aparecieron diferentes restos de importancia, figuras humanas o de animales, tales como lobos o leones, usados en rituales de la época.

La gran fortaleza de la ciudad es el Castillo de Alburquerque. Este está construido sobre una peña y que se piensa que su construcción se remonta hasta el Siglo III. En adelante sufriría diversas reformas pero principalmente durante el Siglo del XVI, ya en manos cristianas. Como otros castillos de la zona paso en numerosas ocasiones por ambos bando. Desgraciadamente sufriría un gran destrozo derivado del incendio que provocaron las tropas francesas durante su ocupación en la Guerra de la Independencia. En su origen parece ser que el recinto del mismo era más grande y ocupaba más espacio. Técnicamente, se trata de una construcción en mampostería principalmente y en el que se conservan diferentes arcos, troneras, puertas y ventanas adinteladas así como aljibes musulmanes.

Como elemento arquitectónico más importante de la ciudad, contamos con la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Precioso templo fue construido sobre otro cuyas obras comenzaron en 1559 y el cual posee un claro corte renacentista con detalles serlianos, todo ello obra de Francisco del Castillo el Joven, pero en las que Andrés de Vandelvira tuvo un gran papel con sus diseños a posteriori. La fachada sur cuenta con las pilastras corintias y una portada con esquema serliano, tan característicos del renacimiento, con vanos adintelados coronados con frontones triangulares. Más arriba aparece la heráldica del obispo Tavera.  Cuenta también con una gran torre concluida en el año 1616. Ya en su interior nos maravillamos de lo fastuoso y precioso que es. Cuenta con tres naves y  capiteles corintios sobre los cuales aparecen cornisa y arcos de medio punto que mantiene bóvedas baídas, muy labradas, tan típicas de arquitecto Andrés Vandelvira. Hay que decir que desgraciadamente durante la Guerra Civil se quemaron valiosos retablos, esculturas, imágenes, ajuar religioso, así como la sillería del coro. Por suerte aún se conserva
un bello lienzo de la Inma­culada Concepción , obra anónima del último tercio del siglo XVII.

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