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Guerra Civil en la Capilla del Salvador

Miscelanea

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21 de febrero de 2014

Durante la Guerra Civil española, tiene lugar un gran ataque al patrimonio que había sido custodiado durante años, en este artículo trataremos de centrarnos en el que aconteció en uno de nuestros edificios más emblemáticos, la Sacra Capilla del Salvador, allá por un 21 de septiembre del año 1936. Hecho que conocemos gracias a la documentación custodiada por Don Natalio Rivas en el Palacio Vela de los Cobos.

Quizá entre las perdidas más irreparables es el Retablo de la Transfiguración que ejecutara el genial escultor Alonso de Berruguete, cuya factura solo podría compararse con el Sepulcro del Cardenal Tavera, en Toledo. El relieve fue desmontado y sus imágenes del Profeta Elías, del Patriarca Moises, de los Apóstoles Pedro, Juan y Santiago, quemadas. También se perdió una escultura de la Virgen que coronaba la escena. Solo se salvó de las llamas la escultura del Salvador que centraba la composición, gracias a que los profanadores fueron incapaces de sepáralo del muro al que se hallaba anclado. Retablo que fue años más tarde recompuesto por el escultor Juan Luis Vasallo, que lo doto de la dignidad que le robaron aquel día de Santa Ana.

En esta foto podemos ver como era el conjunto del Altar Mayo y parte del Pulpito antes del ataque sufrido en la Guerra Civil.

También sufrió los ataques una bella pieza que decoraba el Altar Mayor, un San Juanito que ejecutara en el siglo XVI, el maestro Miguel Angel y que perteneció a Francisco de los Cobos. Pieza recientemente restaurada y que en breve volverá al sitio de donde perteneció. Como ya expusimos en otro artículo que podéis encontrar en esta web.

Y desmontadas fueron tanto la reja que dividía la Capilla Mayor con la nave de la iglesia, ejecutada en Toledo por Francisco Martínez de Villalpando como los canceles de las puertas norte, sur y puerta principal. Lo que les produjo no pocos desperfectos que actualmente ya reparados.

Conocemos de la perdida de un Exce Homo de madera, a tamaño natural y factura italiana, procedente del Castillo de Sabiote y que colocaban en una mesa petitoria en el Atrio del Templo todos los Jueves Santos. Nos privaron de la belleza del pulpito, nunca más reconstruido. E incluso se atrevieron a profanar los cuerpos de los fundadores que reposaban en la cripta familiar.

Actos vandálicos, que no nos impide a día de hoy, poder disfrutar de la dignidad del conjunto que mandara levantar Francisco de los Cobos pero si conocerlo tal y como fue en su momento de máximo esplendor.

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