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La leyenda de la Casa de la Torres

Leyendas e historias

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30 de abril de 2020

Comenzamos una serie de post dedicados a las historias y leyendas más interesantes de la ciudad de Úbeda. Comenzamos con la leyenda de la casa de las torres. Se trata de una de las leyendas más conocidas de la ciudad de Úbeda y que nace de un edificio tan interesante y tan importante la ciudad cómo es la Casa de las Torres, hoy en día es la sede de un instituto dedicado a la enseñanza de Bellas Artes.

Narra las vicisitudes de Ana de Orozco era una  de la noble importante de la ciudad de Úbeda, que contaba solamente con 17 años cuando la prometieron. Su prometido fue un noble de la ciudad y como en otros casos, fue forzado el matrimonio. En este caso además había una gran diferencia de edad entre ellos que andaba entre los 30 y los 40 años. Alhp extraño.

La boda fue famosa en toda la ciudad y a ella asistieron la mayoría de los nobles de la zona. Ana de Orozco que así se llamaba ella era una joven bella. Y no tenía ni un pretendiente en contra de lo que se podría pensar. Su belleza atraía envidias y críticas y era una de las jóvenes más codiciadas de la ciudad. Se decía que su belleza era maldita. Era tal que todo el mundo pensaba que era cosa del diablo. También pensaban que cualquiera que acepatara ser su marido, sufriría terribles desgracias fruto de esta maldición.

El nombre de su prometido era Don Martín. Era un noble de la ciudad con grandes terrenos grandes posesiones y un gran hombre en la zona. Don Martín era amigo de la familia. Tan amigo qué fue capaz de vencer todos aquellos miedos que el pueblo tenía. O por lo menos ha sido creíais.

En realidad doña Ana Orozco ya había conocido el amor. A través de un escudero que vivía en las cuadras de sus padres o al menos eso es lo que ella creía. El escudero más bien la utilizaba como una un medio para medrar. Pero desgraciadamente ella no se daba cuenta y estaba obcecada con el amor que le sentía.

En estas condiciones, con un escudero ama tes, Doña Ana accedió a casarse porque el creía que ninguna otra persona de alcurnia lo haría pues el amante no era de su escala social. Don Martín era el candidato ideal, mayor, valiente , rico y curtido en mil batallas pues había ido a numerosas de gurras. Él pertenecía a la Orden de Santiago una orden qué muy a menudo entrar la batalla.

La misma noche de bodas, marido y mujer llegaron a la residencia que ocuparía el resto de sus vidas. Esa era la Casa de las Torres. Esa misma noche doña Ana recibió una carta del escudero en la cual volvía profesar su amor por ella y además le sugería que intentará hacerle llegar alguna de sus joyas para hacer frente a unas deudas. Además le hacía llegar que había hecho bien en casarse con Don Martín y que él quería casarse también con ella, pero en secreto, ya que su marido no tardaría en partir hacia la guerra y lo más probable es que muriera en poco tiempo. Eso lo dejaría una posición muy buena a ambos para poder vivir una vida conjunta y al escudero tener todo lo que necesitaba.

En ese mismo momento doña Ana se dio cuenta de que lo que el escudero buscaba no era amor sino un medio para obtener todo aquello lo que quería, dinero y poder. Esa noche de boda, antes de que Don Martín entrará a su alcoba, ella se dio cuenta de que lo que tenía no era un amor sino un parásito. Con todo ese dolor Don Martín entró a la alcoba. Todo estaba preparado para fraguar la noche de bodas y materializar el matrimonio.  Ella está temerosa de que él hiciera lo que se esperaba en ese momento. Cuál fue su sorpresa cuando don Martín lo único que hizo fue dejarle un regalo a los pies de la cama y decirle que entendía que este matrimonio había sido concertado y que  que ella no le amara. Seguidamente le dijo que lo que iba a intentar durante el resto de su vida es que esa situación cambiará y lograr enamorarla con el paso de los días. Don Martín se fue del alcoba y la dejó sola. Doña Ana lloró toda la noche de alegría y de pena. No solamente por la fortuna de haberse casado con una persona tan noble como Don Martín sino también por el despecho de haber entendido lo que pretendía el escudero.

Al día siguiente uno de los sirvientes encontró la carta en un cajón mientras al Doña Ana paseo por el patio de la casa. Obviamente se la entregó a Don Martín. Dom Martin se sintió traicionado y se vino abajo. Entendió que ella no estaba enamorada de él ni lo estaría. Y con todo el dolor de su corazón decidió que no iba a querer enamorarla. Lo que hizo fue preparar su marcha para la siguiente batalla pues la guerra aún continuaba. Y así se lo comunicó a ella Doña Ana.

A la mañana siguiente Don Martín partió a la batalla triste y cabizbajo, despidiéndose de Doña con un simple beso.

Doña Ana se sentía extrañada pues estaban recién casados. Meditaba sobre el motivo que le hacía a su esposo volver a poner su vida en riesgo.Hasta que una de sus doncellas le dijo que uno de los criados de Don Martín había encontrado la carta del escudero. Ahí entendió el porqué de la marcha y de su tremenda traición. Se sintió tan desolada por decepcionar a la única persona que podría haberla querido que decidió que no sería quería seguir viviendo. Además decidió que el escudero había sido parte del origen de esta situación por su engaño y que debía ser castigado junto con ella.

Urdió un plan y al cabo de 3 días Doña Ana escribió a su amante, el escudero, y le dijo que partiera hacia la Casa del señor para casarse en secreto tal y como él pretendía. Paralelamente escribió una carta a su marido Don Martín. En ella le decía que había caído en desgracia y que le había fallado. También le confesaba todo lo ocurrido con el escudero y que por ello tenía tanto dolor que había decidido desaparecer de su vida. Se despidió de él con un sencillo Te Quiero. Mandó a un criado que se la hiciera llegar al campo de batalla a Don Martín.

Esa noche el escudero llegó a la casa, la cual estaba vacía pues Doña Ana había dado sobre a todos los sirvientes. Era parte del plan. Ella le dijo que no lo amaba ni se casaría nunca con él. De hecho le contó que había informado a su marido de toda su historia juntos. El escudero montó en cólera y se dejó llevar por los nervios. La asesinó y la emparedó en la casa. El escudero huyó. 

Al día siguiente Don Martín volvió a la Casa buscando a su mujer. No la encontró. Así que la intentó buscar en conventos y hospicios. No pudo encontrarla. A quien si encontró fue al escudero. Al que torturó para que le diera su paradero. Nunca se lo dijo y murió con el secreto de su asesinato.

Ese era el plan de Doña Ana, irse de este mundo y llevarse consigo al escudero. También deseaba que Don Martín no cayera en desgracia debido al desacierto de su mujer. Lo logró.

Dice la leyenda que desde entonces se ve la aparición de una mujer desdichada, lamentándose entre las columnas y las habitaciones de la Casa de las Torres.

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